La manera en la que entendemos nuestra vida, nuestra misión en la misma y cómo organizamos nuestra sociedad, tiene una relación innegable con nuestro estilo de vida, con qué priorizamos, con qué es más y menos importante para nosotros, con nuestras actitudes ante la existencia y a qué dedicamos nuestro tiempo. Esta manera de vivir también nos ayuda o nos aleja de una vida plena, de una existencia que se siente plenificada, en la que existe una coherencia entre lo que se piensa y lo que se vive. Una vida plena es una existencia con sentido que nos realiza como personas, nos humaniza, nos madura y nos permite responder a todos los desafíos ante los que nos situamos en nuestra existencia.
La Doctrina Social de la Iglesia presupone y ayuda a un estilo de vida cristiano. La propuesta cristiana para la organización de la sociedad, viene acompañada de una propuesta de estilo de vida basada en el amor y en una concepción de la persona como ser único e irrepetible. En este curso vamos a reflexionar sobre este concepto de persona y sus implicaciones en un estilo de vida que nos ayuda y nos permite, no solo alcanzar fácilmente una vida plena, sino también construir bien común allá donde nos encontremos.